Ante la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), las armadoras de autos en México buscan la forma de cumplir con el porcentaje de que el 75 por ciento de los componentes de un vehículo estén hechos en Norteamérica y, al mismo tiempo, que 45 por ciento de las empresas paguen un mínimo 16 dólares la hora, mediante la importación de motores que los libra de pagar esos salarios.