La inflación de Estados Unidos se colocó en el 8.5  por ciento en julio, después que el mes previo llegó a su tasa más elevada en cuatro décadas. 

De acuerdo con  datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la bajada interanual se da después de que los precios de consumo se hayan mantenido estables este mes, gracias principalmente a la caída de los precios de la gasolina, que en julio  fue del 7.7por ciento.

De esta manera, se da un pequeño respiro a la economía estadounidense, que a finales de julio entró en lo que los expertos consideran una recesión técnica al encadenar dos trimestres de caídas del producto interior bruto (PIB).

La BLS señaló que en su conjunto, los precios de la energía se redujeron el 4.6  por ciento el mes pasado y, mientras la gasolina y el gas  bajaron en 3.6 por ciento, el precio de la electricidad aumentó el 1.6  por ciento.

En términos interanuales, los precios de los alimentos han subido el 10.9  por ciento en los últimos doce meses, de tal forma que, comer en casa se ha encarecido el 13.1 por ciento, mientras que comer fuera de casa es un 7.6  por ciento más costoso que hace un año.