Padecen violencia laboral 3 de cada 10 mujeres

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México persiste la violencia hacia las mujeres en los centros de trabajo. El tipo de violencia más común en el ámbito laboral es la discriminación: 18 por ciento de las trabajadoras mexicanas han enfrentado al menos un acto de discriminación a lo largo de su vida, proporción que aumenta a 24 por ciento entre las mujeres de 25 a 34 años.

Las formas de discriminación más frecuentes en el ámbito laboral que reportaron las mujeres son tener menos oportunidades que un hombre para ascender o recibir un menor pago que sus pares hombres, destaca el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)

El estudio añade que la proporción de mujeres que reporta no haber trabajado entre 2016 y 2021 cayó de 28.9 a 20.7 por ciento entre 2016 y 2021, lo cual refleja que hoy las mujeres son más propensas a trabajar que hace cinco años.

La violencia laboral se define como el abuso de poder para excluir o someter a otra persona, y se manifiesta como agresión física o verbal, acoso sexual, hostigamiento laboral, violencia psicológica o discriminación en el lugar de trabajo. Esta representa una barrera para que las mujeres permanezcan dentro de la economía, ya que tres de cada 10 de ellas han enfrentado violencia laboral a lo largo de su vida y dos de cada 10 reportaron vivirla en el último año. Esta proporción se redujó 1.7 puntos porcentuales entre 2016 y 2021.

Según el IMCO, existe una gran disparidad de violencia laboral que viven las mujeres entre los estados. El porcentaje de mujeres que han enfrentado violencia laboral a lo largo de su vida al interior del país oscila entre 17.1 por ciento en Chiapas y 37.8 por ciento en Coahuila).

A pesar de que se han implementado acciones como la Norma Oficial Mexicana 035 (NOM-035) sobre factores de riesgo psicosocial en el trabajo, que entró en vigor en 2019 con el objetivo de promover entornos organizacionales favorables y eliminar la violencia laboral, 73 por ciento de las mujeres no conoce la existencia de algún protocolo para ello en su lugar de trabajo.

La proporción de mujeres que solicitaron apoyo o denunciaron ante una eventualidad fue de ocho por ciento, y la razón principal para no hacerlo refiere a tratarse de algo sin importancia (32 por ciento) seguido por miedo a las consecuencias o amenazas (22 por ciento).

 

La opinión sobre quién debe ser el sustento económico se asocia de forma positiva con la participación económica de las mujeres. A nivel estatal, entre mayor es la proporción de las mujeres que opinan que el sustento económico del hogar es una responsabilidad compartida, también lo es la tasa de mujeres que tienen un trabajo remunerado o buscan uno.

Ejemplo de esto son Baja California Sur con 83 por ciento, Colima 82 por ciento y la Ciudad de México con 75 por ciento donde la mayoría de las mujeres creen en la corresponsabilidad económica del hogar y cuentan con altas tasas de participación económica femenina, de 57, 55 y 50 por ciento, respectivamente.

El IMCO añade que las formas de discriminación más frecuentes en el ámbito laboral que reportaron las mujeres son tener menos oportunidades que un hombre para ascender o recibir un menor pago que sus pares hombres.

Los roles de género tradicionales pueden limitar el desarrollo profesional de las trabajadoras. Existe una carga desproporcionada de trabajo no remunerado hacia las mujeres, ya que ellas destinan 2.6 veces más tiempo a tareas del hogar y de cuidados. Esto limita el tiempo que tienen disponible para dedicarlo a actividades económicas, sin embargo: 91 por ciento de las mujeres opina que mujeres y hombres deben ser los responsables del cuidado de los hijos, personas enfermas y adultos mayores.
86 por ciento de las mujeres consideran que mujeres y hombres deben ser responsables de las tareas de la casa, 76 por ciento de las mexicanas consideran que la responsabilidad de traer dinero a la casa corresponde tanto a mujeres como a hombres, mientras que el 23 y 0.8 por ciento opina que es responsabilidad exclusiva del hombre o de la mujer, respectivamente.

Además, la discriminación laboral aumenta conforme el nivel de escolaridad. Tres veces más mujeres con educación superior reportaron actos de discriminación en el trabajo en comparación con aquellas que alcanzaron educación primaria, lo cual puede atribuirse a mayores conocimientos para reportar los incidentes.

También existen cambios generacionales sobre la opinión de roles femeninos y masculinos. Una menor proporción de mujeres en las generaciones jóvenes tiende a considerar que la responsabilidad del sustento económico del hogar debe recaer en el hombre. Mientras que 17 por ciento de las jóvenes entre 15 y 24 años de edad así lo consideran, este porcentaje aumenta a 41 por ciento entre las mujeres mayores de 64 años.

La discriminación de género en el trabajo obstaculiza el crecimiento profesional de las mujeres, ya que puede aumentar el ausentismo, la pérdida de oportunidades y, en última instancia, su salida del mercado laboral. También representa un motivo para que las mujeres busquen emplearse fuera de sectores predominantemente masculinos, como los sectores de la construcción, transporte o minería, donde la participación de mujeres alcanza el 4, 10 y 13 por ciento, respectivamente. La violencia en el mercado laboral contribuye a la segregación del empleo y fomenta la desigualdad entre mujeres y hombres en el mercado laboral.

 

Please publish modules in offcanvas position.