La balanza comercial, indicador del potencial de desarrollo

Por: Thomas Karig


El Banco de México acaba de publicar la balanza comercial de México para 2021. Todavía no se afinan todos los detalles para el mes de diciembre, pero las cifras resultan sorprendentes en el sentido positivo.

Las exportaciones de México crecieron un 18.5% contra 2020, a 494 mil millones de dólares. Las importaciones crecieron aun más, un 32% rebasando por primera vez los 500 millones de dólares. El saldo entre las dos cifras, la balanza comercial, resulta ligeramente negativa con 11 mil millones de dólares, como ha sido en años pasados excepto en el 2020 con un consumo deprimido.

Estas cifras permiten afirmar que la economía mexicana, sobre todo la que está relacionada con el comercio exterior, no solo regresó a la normalidad, sino que además estableció nuevos récords.

Hay algunos aspectos que vale la pena destacar. La balanza comercial petrolera, o sea la diferencia entre las exportaciones de petróleo y la importación de sus derivados, es negativa con 25 mil millones de dólares. Las importaciones de esas mercancías brincaron un 70%, en parte por la demanda de gasolina y materias primas para la industria, pero también por los incrementos de los precios. El mismo fenómeno, el de los precios, explica porque las exportaciones de crudo también aumentaron en valor.

El dato interesante que vale la pena reflexionar es que, si México no exportara petróleo, su déficit comercial sería mucho mayor, cercano a los 40 mil millones de dólares.

Eso nos lleva a concluir que, si bien la balanza manufacturera, o sea la importación y exportación de productos manufacturados, es ligeramente positiva en aproximadamente 5 mil millones de dólares, esto no es suficiente para asegurar una balanza sana a largo plazo. En pocas palabras, el valor agregado mexicano de los bienes que se exportan sigue siendo insuficiente, o dicho de otra manera, se siguen importando demasiadas materias primas y productos semiterminados para integrarlos a los artículos que se exportan.

Adicionalmente, por supuesto, la importación de bienes de consumo, ya sean alimentos, textiles o todo tipo de enseres domésticos que no se fabrican en México, sino en China, pesa negativamente sobre la balanza.

Estos problemas estructurales, que en parte son de industrias que todavía no migran de la maquila al valor agregado, deberían estar en el foco de una política industrial. La industria automotriz es la muestra de que si se pueden lograr indicadores positivos de valor agregado. Los fabricantes de vehículos exportaron aproximadamente 140 mil millones de dólares en 2021, creciendo en 20 mil millones. Sus importaciones, que incluyen las autopartes, en el mismo periodo aumentaron 10 mil millones a un valor de 55 mil millones de dólares.

La diferencia entre ambas cifras nos arroja un saldo positivo de unos 85 mil millones de dólares, que en una primera aproximación podría considerarse el valor agregado mexicano. Y este crecimiento se dio sin un aumento en el volumen de producción, lo cual nos habla de que la industria se enfocó modelos más equipados y de mayor valor. El potencial de la industria automotriz mexicana para mejorar aun más estas cifras es considerable, tomando en cuenta que la capacidad instalada solo se está utilizando en un 60%, y que además las reglas del T-MEC requieren de cada vez mas integración.

Pero el país no le puede apostar solo a la industria automotriz, entre otras cosas por la transformación que esta industria está sufriendo en relación con la innovación de sus productos y modelo de negocio. La industria de aparatos eléctricos y electrónicos muestra en su balanza una relación inversa a la de la automotriz, con un déficit que creció de 15 a más de 20 mil millones de dólares. Y así por el estilo, casi todos otros los rubros de la balanza son negativos, desde los textiles, los plásticos y la química. Honrosa excepción son los alimentos procesados que aportan unos 6 mil millones positivos.

Regresando al tema petrolero, la clave del valor agregado está en los derivados de petróleo que son insumos para la industria, y no en la gasolina. De esos materiales se importaron 38 mil millones de dólares en 2021. México está en una posición inmejorable para generar crecimiento con una balanza comercial positiva, pero se requieren incentivos dirigidos con precisión a los sectores que siguen siendo deficitarios.

Así, México se podría unir a las grandes potencias de manufactura como son Alemania y China, que generan superávits en forma consistente. Y dejar de depender de las remesas para equilibrar su balanza de pagos. Las bases están puestas, y el conocimiento para hacerlo, existe.

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