El futuro de la relación bilateral México-Estados Unidos luce complicado, con temas torales como la futura renegociación del T-MEC o la visión intervencionista de Trump en temas de migración y seguridad, conforme análisis de Integralia Consultores, IMCO, Gallup y Wilson Center.
El tema en el caso de Puebla impactaría (aún más) la dinámica de la inversión extranjera directa, el riesgo de aranceles el sector automotriz por integrar componentes de China y en materia de migración con deportaciones e impactos en los flujos de remesas de migrantes (Nota del Editor).
Por un lado, los desafíos estructurales bilaterales se han intensificado, puesto que temas como migración, seguridad, tráfico de fentanilo o la contención del ascenso de China son cada vez más importantes entre los círculos políticos y económicos de Washington.
Por otro lado, la revisión del T-MEC en 2026 no será tersa: Trump ha advertido que buscará una “renegociación del acuerdo”.
Asimismo, se vislumbran ciertos riesgos para el entorno global de negocios, pues, el mayor riesgo es una posible desaceleración de la economía de EE.UU y el triunfo de Trump eleva los riesgos por su enfoque proteccionista y de utilización de los aranceles como arma de presión política.
Trump ha declarado que buscará una “renegociación”, no una simple revisión del T-MEC. Temas como el acero, el porcentaje de componentes regionales en la producción de automóviles o el comercio de bienes agrícolas son especialmente importantes en la agenda del republicano.
Trump tiene mucho menos contrapesos de los que enfrentó en su primer mandato, pues se rodeará de funcionarios leales y radicales, no enfrentaría oposición interna en el Partido Republicano y sus aliados controlan la Suprema Corte. En su primera presidencia, dichos contrapesos evitaron que Trump implementara decisiones radicales y emocionales.
Esto ya no ocurriría en su segundo mandato, por lo que no se pueden descartar decisiones impredecibles y altamente desestabilizadoras para el orden internacional, o incluso acciones de este tipo tomadas específicamente en contra de México.
En el tema legislativo, los republicanos priorizarían los recortes de impuestos y la seguridad fronteriza. Al controlar ambas cámaras, se facilitaría la puesta en marcha de este tipo de prioridades.
Los republicanos han buscado imponer aranceles a productos provenientes de países como China, Rusia y Vietnam. De hecho podrían intensificar esta política y elevarla a una “guerra comercial”, lo que impactaría a las exportaciones mexicanas en sectores como el acerero o el automotriz.
La implementación de aranceles a empresas automotrices o manufactureras que lleguen a México desincentivaría la inversión extranjera
Los republicanos podrían reducir las regulaciones ambientales y fomentar la explotación de recursos naturales para la generación de energía. Esto podría resultar favorable para algunas industrias exportadoras en México, aunque perjudicial para otras, pues también podría fomentar la producción de mercancías hechas en Estados Unidos.
Los republicanos buscarán impulsar políticas migratorias y de seguridad más estrictas y unilaterales.
Entre los círculos políticos y económicos de Washington, han crecido la preocupación y el interés en las reformas constitucionales de Morena (el denominado Plan C) y el plan de gobierno de Sheinbaum, al prosperar reformas como la del Poder Judicial.
RELACIÓN BILATERAL
Es probable que Claudia Sheinbaum busque replicar el modelo de AMLO en la relación bilateral: mesura en el discurso y contención de la migración a cambio de reducir el nivel de injerencia estadounidense en temas de política interna. Sin embargo, la entrada de una nueva administración podría cambiar la actitud tolerante de Washington frente a México en cuanto al incumplimiento de ciertas disposiciones del TMEC, en rubros como maíz transgénico o energía y, más recientemente, la reforma al Poder Judicial y la posible eliminación de los órganos reguladores energéticos, de competencia y telecomunicaciones.
Esto se debe a que, al no haber elecciones en el horizonte, el tema migratorio dejará de ser la única prioridad para Washington en la relación bilateral, tal como lo es ahora.
El gobierno estadounidense tendrá menos incentivos para ser benigno con México en estos rubros a cambio de que nuestro país coopere en el tema migratorio.
Los Republicanos son partidarios de las deportaciones y el endurecimiento de la frontera. La administración de Sheinbaum podría seguir usando este tema como herramienta de negociación, pero el gobierno estadounidense es cada vez más impaciente e intransigente, por lo que aumentarán los retos diplomáticos y sociales derivados de la crisis migratoria.
Además, su enfoque unilateral y proteccionista podría mermar el comercio bilateral y el nearshoring.
SEGURIDAD
En cuanto a la cooperación, es probable que el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, reabra los canales de diálogo y colaboración con las autoridades estadounidenses en materia de inteligencia, los cuales prácticamente se cerraron con López Obrador.
Además, los nuevos secretarios de Defensa y Marina cuentan con amplia experiencia en la cooperación con Washington, lo cual es una señal alentadora.
Una posible fuente de conflicto es que las prioridades de México y Estados Unidos en materia de seguridad podrían ser distintas: mientras que a México le podría interesar recuperar el control territorial de regiones controladas por grupos criminales locales, Washington podría priorizar el combate a los cárteles trasnacionales.
Además, con Trump no se pueden descartar acciones unilaterales inusitadas, como la incursión de drones o cuerpos militares de élite para combatir a los grupos criminales, lo cual agravaría las tensiones diplomáticas y abriría la puerta a la radicalización de Morena, por medio de una retórica antiyanqui y nacionalista.
Más aún, el vicepresidente, J.D. Vance, tiene entre sus prioridades el combate a los grupos criminales en México y ha asumido una posición muy confrontativa (hasta ofensiva) contra nuestro país, incluso llegando a apoyar la idea de incursiones militares unilaterales para combatir a las bandas del narcotráfico en México.