El Pulso de la Industria / Feliz Navidad…con T-MEC

Por: Thomas Karig

El que la cámara de representantes de los Estados Unidos haya ratificado el T-MEC en su último día de sesiones, y un día después de iniciar el juicio político contra el presidente Trump, fue percibido casi como un milagro navideño.

De hecho es notable como se acomodaron las conveniencias políticas de ambos lados, aún con la algidez que significa el “impeachment”.

El gobierno mexicano tuvo su papel en ese acomodo, e hizo lo que tenía que hacer: dar entrada a las exigencias del Partido Demócrata, sin aceptar condiciones demasiado onerosas en el tema laboral.

La discusión mediática que acompañó esta última negociación no ayudó mucho, pero eso también se debió a que naturalmente los negociadores no podían ventilar los temas en público.

Al final, no se acordó nada que cambiara sustancialmente lo firmado hace un año. Se estableció un sistema de paneles de solución de controversias para resolver inconformidades en temas laborales y ambientales.

Las empresas que cumplan cabalmente con los requisitos legales del país donde operan, no tendrán nada que temer al respecto. Esta exigencia está perfectamente alineada con lo que hoy en día la sociedad espera de cualquier empresa.

Y es una razón más para que éstas implementen sistemas de Cumplimiento Normativo y Gestión de Riesgos efectivos y eficientes. Las grandes empresas exportadoras tendrán que enfatizar esta exigencia hacia sus cadenas de suministro. Si todos cumplen, la sociedad solo puede ganar.

El otro tema que causó confusión y especulación fue la modificación de la regla de origen del acero utilizado en la fabricación de automóviles. Esta regla ya se acordó desde la negociación original, y establece que el 70% de los insumos de acero que usan las empresas automotrices tienen que provenir de la región.

Lo que se precisó ahora es que todo el proceso de fabricación, por ejemplo de la lámina, se tiene que hacer en la región, desde la fundición hasta el acabado superficial. Nada que parezca ilógico, claro que reduce ciertas flexibilidades.

Más bien la pregunta interesante es si van a existir capacidades suficientes de producción de aceros automotrices, con la calidad requerida, cuando en 7 años se tenga que cumplir la regla.

Que esta regla tiende a incrementar el costo de producción en Norteamérica, es de esperar. En general todo lo que se acordó en el nuevo T-MEC reduce la competitividad de la industria, un efecto contrario a lo que normalmente se espera del libre comercio. Pero el impacto en costos será manejable para las armadoras.

Obligará a buscar más eficiencias en los diseños y en los procesos. Uno de los efectos podría ser una mayor robotización, que por cierto anulará el incremento esperado de empleos en los EUA, y por el otro lado, seguirá favoreciendo a México como un lugar de producción competitivo.

Total, el presidente Trump, aun cuando fuera reelecto, ya no tendrá que responder por los impactos de las absurdidades que su gobierno impuso en esta renegociación del tratado, porque los períodos de transición van más allá de los 5 años. Lo que realmente le interesaba lo logró, que es poder presumir el nuevo acuerdo en su campaña.

Y en México, estamos “bien y de buenas”, como dijo el presidente Lopez Obrador, por haber brincado este escollo. Lo que queda es ponerse a trabajar para responder a las nuevas condiciones, algo que sabemos hacer muy bien en México.

Una razón más para desearnos una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.

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