Guillermo Malpica Soto
En una colaboración anterior explicaba cómo se formó el cuarto de junto mexicano desde que México se movió de ser una economía cerrada a ser una economía abierta a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando México decidió desmantelar el sistema de proteccionismo que existía a través de aranceles altos y licencias de importación para entrar al sistema multilateral de comercio.
En ese entonces, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, GATT, hoy la Organización Mundial de Comercio, OMC) y negociar el primer acuerdo comercial entre dos países desarrollados y un país en desarrollo en condiciones de simetría en los compromisos, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN.
La manera en que el cuarto de junto se fue especializando, incorporando expertos de cada uno de los temas de negociación, haciendo una estructura espejo del equipo negociador del gobierno federal mexicano, ha sido ejemplo en varios países que ahora son nuestros socios comerciales, sobre todo en la región latinoamericana.
Y aunque parece natural que el gobierno se apoye de la información que solo tiene el sector privado para la correcta identificación de intereses ofensivos y defensivos, no es la norma entre los países que negocian tratados comerciales que exista una estructura tan detallada para las consultas con el sector privado.
Por ejemplo, en Estados Unidos existe el Comité Comercial Asesor que se estableció en 1974 y es un sistema de comités asesores sobre temas comerciales y de política, del que se desprende un Comité Asesor de Política Comercial y Negociaciones (ACTPN), convocado por el Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), la oficina gubernamental a cargo de las negociaciones, en coordinación con otras dependencias del gobierno federal.
Pero, a diferencia del cuarto de junto mexicano, donde los negociadores están en contacto permanente con empresas, cámaras, asociaciones y confederaciones, lideradas por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en el ACTPN se designan personas específicas de diferentes sectores (26 personas, de acuerdo con la información de la página del USTR) como asesores autorizados (clear advisors) y solo ellos tienen acceso a partes específicas de las propuestas de negociación.
Con este sistema, quedan fuera muchos sectores no representados entre los asesores autorizados y la información que se comparte por el gobierno de EEUU es muy opaca. De hecho, durante las negociaciones del TMEC no era raro que asociaciones empresariales de Estados Unidos buscaran durante las rondas a negociadores de México y Canadá para tratar de saber más del estado de las negociaciones porque no podían tener el mismo acceso a negociadores de su país.
En ese escenario, creo que es muy probable que la información no fluya correctamente hacia quienes serán beneficiarios o afectados por el resultado de las negociaciones comerciales y que la posición de ese gobierno en la mesa no refleje, intencionalmente o no, la posición de su sector productivo. En la siguiente colaboración compartiré cómo esta asimetría en la información derivó en un resultado atípico y subóptimo en la negociación de un capítulo del TMEC y algunas ideas para la coordinación trinacional de los grupos empresariales en temas donde haya compatibilidad de intereses, de cara a la próxima revisión o renegociación de ese acuerdo.
Guillermo Malpica Soto es Director Ejecutivo de Alianza In México e integrante del Cuarto de Junto del T-MEC.
Las opiniones presentadas aquí son a título personal.
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