Alejandro Cañedo
Grandes exploradores
Normalmente, no te levantas un día de la cama y, sin más, abres la puerta de tu casa y te vas a recorrer el mundo. Seguro que ha pasado en alguna ocasión, pero no es lo habitual. La imaginación del ser humano es como una hoguera que necesita ser alimentada. Muchas personas vienen con una carga genética aventurera bastante desarrollada, pero necesitan la chispa que encienda esa hoguera que en lugar de consumir, alienta la vida.